Querido diario:
Hoy, aunque he estado mala, le he preguntado a mis compañeras qué había que hacer, y me han dicho que había que leer "Quién se ha llevado mi queso" y hacer una reflexión.
Es un libro de motivación escrito por Spencer Johnson en el
estilo de una parábola, describe el cambio y las cuatro reacciones típicas que
conlleva este: resistirse por miedo, aprender a adaptarse, detectar pronto el
cambio y apresurarse hacia la acción. El cambio lo sufren dos ratones
liliputienses y sus búsquedas del queso.
La narración comienza presentando a cuatro personajes, Fisgón,
Escurridizo, ratones, y Hem y Haw, liliputienses, y sus búsquedas del queso a
través del laberinto, que representaría la vida, los ratones buscan un simple
queso, mientras que los liliputienses representan cualquier cosa que hayamos
querido alcanzar en la vida.
Un día, los ratones fueron al almacén de queso, sabían que
poco a poco el almacén se estaba quedando sin queso, por lo que no les pilló de
sorpresa y fueron en seguida a buscar más queso, sin embargo, los liliputienses
no estaban listos para descubrir que no había queso, por lo que, se quedaron
indecisos y sin saber qué hacer y volvieron a sus casas desanimados y
hambrientos, volvieron al almacén al día siguiente, pero el queso seguía sin
estar ahí y Haw propuso ir a buscar nuevo queso, pero Hem se negó, ya que dijo
que él tenía derecho al queso. Mientras esto pasaba, los ratones habían
conseguido llegar al nuevo depósito de queso. Al
poco tiempo, Haw se dio cuenta de que ese cambio no le habría pillado
desprevenido si hubiera estado más alerta, y más adelante fue superando, poco a
poco, sus miedos, adentrándose en el laberinto, al poco tiempo encontró el depósito
de queso nuevo, pero también se había agotado, y cayó en la cuenta de que, si
hubiera llegado antes, habría podido comer queso.
Se
llevó buscando unos días hasta que se encontró, por fin, el depósito lleno de
queso, en el que estaban los ratones, y pensó en avisar a Hem, pero como ya lo
había estado intentando antes, decidió esperar a que él eligiera su camino.
Para evitar que el cambio volviera a pillarle desprevenido, Haw estuvo atento a
cómo se iba agotando el queso y, fue saliendo del camino para comprobar nuevos
caminos por si se agotaba nuevamente el queso y no aislarse en su zona de
confort.
Lo cierto es que este pequeño relato te hace reflexionar, te
hace caer en la conclusión de que, si no reaccionas y actúas, vas a perder lo
que podías haber ganado, o, simplemente, te pierdes cosas que podías haber
logrado perdiendo el miedo a los cambios y explorando un poco. Lo cierto es que
yo a veces actúo un poco como Hem, me quedo en mi zona de confort, por miedo a
actuar, por miedo a los cambios que mis acciones puedan ocasionar en mi vida,
o, simplemente, por orgullo, y pierdo cosas y personas que me importan. Estoy
tratando de cambiar, y lo cierto es que, poco a poco lo voy consiguiendo, como
hacía Haw. ¿A cuántas personas hemos perdido por no tragarnos el
orgullo y pedirles perdón o hablar las cosas?
¿Cuántas oportunidades importantes por no haber reaccionado a tiempo?
En esta vida, siguiendo la metáfora, hay que reaccionar y buscar el queso,
sin esperar a que venga hacia ti, porque eso no va a ocurrir. Y hay que saber
cuando el queso se está quedando viejo o cuando se está acabando para buscar más
con rapidez.
Lo cierto es que el relato me ha motivado a cambiar mi actitud de Hem.
¡BUSQUEMOS EL QUESO!

No hay comentarios:
Publicar un comentario